La huelga de
los trabajadores portuarios que comenzó el pasado viernes 15 de marzo en el
puerto de Angamos, Mejillones, y que fuese doblemente fortalecida con las
consiguientes paralizaciones de los trabajadores de Iquique y Antofagasta en
sus propios puertos, reivindica la demanda legítima y humana por la media hora de colación, asimismo de condiciones dignas para alimentarse.
Una lucha planteada en el reciente Encuentro
Sindical portuario en Iquique, del que surgió la Unión Portuaria del Norte Grande, y que ahora en Mejillones hacen
practica las consignas de unidad, organización y solidaridad de clase, uniendo
a todos los sindicatos que la componen hombro con hombro en sus respectivos
puertos.
Frente a esta cobardía empresarial, los
trabajadores de la Unión Portuaria del
Norte Grande saben bien que se enfrentan a una de las primeras batallas por
la dignidad de los trabajadores y
esto no se logrará sin la solidaridad, la unión y la perseverancia necesaria de
los trabajadores portuarios y de la clase obrera en general, quienes deben
luchar en conjunto por lograr las mejoras que por décadas nos han usurpado. Hay
que dejar absolutamente claro a toda la clase dirigente –que recurre habitualmente
a prácticas antisindicales a lo largo
de todas las costas del país-, que ésta nueva orgánica las combatirá una a una,
como lo demostró en la reciente paralización del Norte Grande para la
reincorporación de los compañeros del puerto de Antofagasta.
Hace pocas
horas la empresa dio su propuesta de negociación y lamentablemente fue negativa
para las aspiraciones de los trabajadores, demostrando la total intransigencia
de esta colosal firma que revela sus verdaderos propósitos: ganarle el gallito
a la Unión portuaria de Chile. La intransigencia es tan grande que incluso
puede que estén avanzando hacia atrás, ya que ULTRAPORT se está afirmando del
ultimo dictamen que declara el trabajo portuario como continuo, dictamen que
especifica que la media hora de colación no es imputable a la jornada laboral,
es decir, quieren que al final se trabaje ocho horas, cuestión irracional ya que
por décadas (desde 1981) ha sido de siete horas y media.
Las medidas
de movilización se radicalizarán a partir de mañana y el paro sigue indefinido.
Los días que
se avecinan serán cruciales para saber qué sucederá con la huelga. Se presiente
una agudización irreconciliable de las fuerzas y la violencia que ejercen los
ricos se evidenciará como nunca, frente a la solidaridad de nosotros los oprimidos,
lo que nos queda es sumarnos a su lucha hasta vencer.
¡Que todo el mundo se entere de la dignidad del obrero portuario!
SE SIENTE, SE ESCUCHA...¡ARRIBA LOS QUE LUCHAN!
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