Del 19 al 24 de septiembre del 2011
“La Municipalidad de San Bernardo vistió de gala la ladera oriente del Cerro Chena con una escarapela gigante de 300 metros de longitud, por 12 de ancho y una gran estrella de 17 metros de diámetro”. “Cada chileno que cruce nuestra comuna inflará su pecho al ver con orgullo el tricolor del emblema patrio en nuestro Chena”, señaló la alcaldesa Nora Cuevas. *www.sanbernardo.cl/ (15-9-2011)
Para quienes no lo saben o pretenden ignorarlo, como queda de manifiesto al leer lo expresado por la alcaldesa Nora Cuevas y sus colaboradores, en ese espacio “vestido de gala” se mantuvo detenidos, se torturó salvajemente y se ametralló por la espalda, a decenas de compatriotas que expresaron su adhesión al gobierno de la Unidad Popular o rechazaron de plano la instalación de la dictadura. Otros tantos fueron sacados de Chena y fusilados en lugares despoblados, para después dejarlos por ahí ocultos o hechos desaparecer.
¿Cuándo la Municipalidad de San Bernardo solicitará al Ejército de Chile, u otorgará – si le corresponde – la autorización para levantar un monolito que recuerde los hechos allí acaecidos?
Se cumplirán próximamente 38 años desde que el Chena se tiñera de sangre, 38 años desde que campesinos, trabajadores ferroviarios, de la salud, educación, construcción, estudiantes, hombres y mujeres fueran ajusticiados cobardemente por personal activo del Ejército de Chile.
Debe levantarse un memorial que recuerde a todo el que pase por ese lugar, que en nuestro país se castigó y privó de la vida a quienes pensaban distinto. Quienes de allí salimos vivos no debemos permitir que se blanqueen los muros, no debemos dejar que se instale el olvido. Tenemos que exorcizar el Chena, limpiarlo para que vuelva a ser el sitio de reunión, de alegría y de festejos que fue, sin olvidar que allí se quedaron también miles de lágrimas, noches insomnes y sueños inconclusos.
La ministra y la directora del Trabajo se lucieron en fiestas patrias fiscalizando pequeños negocios, multando y echando para la casa a quienes trabajaron en ese feriado irrenunciable del 19 de septiembre de 2011. Mientras tanto más de 350.000 trabajadores exceptuados no sólo trabajaron sino que también excedieron la jornada y en algunos casos debieron renunciar al día libre. Pero no importó, la exclusión y la discriminación es legal, aunque lo nieguen. Lo de las autoridades del trabajo fue un show. Una sola fonda que hubieran fiscalizado y hubieran constatado que el personal no tenía contrato, excedió largamente las 12 horas diarias de trabajo.
Días después la ministra se volvió equivocar y a pesar de que hicimos llegar de inmediato la aclaración, pues el error es evidente, todos los medios de comunicación guardaron silencio.
Se han transformado en cómplices de un engaño al no aclarar la información equívoca que entregaron. Es muy claro y evidente, en Chile no solo El Mercurio miente.
¿Donde está la mentira, de la que se hacen cómplices todos los medios de comunicación?
Dijo la ministra Matthei “nuestra legislación contempla una jornada muy larga para las mujeres que trabajan en casas particulares. Las jornadas de un trabajador común y corriente son 45 horas, en el caso de las trabajadoras de casas particulares son 72 horas, eso no nos parece adecuado”(www.emol,com 21-9-2011).
Bueno, no solo las mujeres que trabajan en casa particular tienen una jornada de esclavas. También la tienen mujeres y hombres que por mandato del artículo 27 del Código del Trabajo deben trabajar hasta 60 horas semanales en 5 días. Y la discriminación sigue siendo evidente en el artículo 40 bis A, que permite que las mujeres y hombres que son contratados a tiempo parcial trabajan hasta 10 horas por día y llegan a 12 horas diarias si trabajan extraordinario.
Y no se puede olvidar que intentan modificar el Código laboral para establecer condiciones especiales para los trabajadores del turismo; una propuesta patronal fija hasta en 16 horas diarias una posible jornada de trabajo.
Sin embargo, aquí no terminan los problemas de la mujer trabajadora, por la que tanto dice preocuparse este gobierno y los anteriores que le sucedieron.
Siguen sufriendo quienes se embarazan y trabajan en empresas con menos de 20 mujeres contratadas. Estas madres son discriminadas pues están privadas del derecho a sala cuna, como lo establece claramente el articulo 203 del código. Ni el Presidente de la República ni sus ministros y menos los parlamentarios de todos los colores, se han preocupado de responder a la propuesta que les hiciéramos desde la CGT.
Y todavía hay más.
Las más de 14 mil personas que trabajan en Integra, en su mayoría mujeres, sufren un drama doble. Por un lado prestan servicios en una institución financiada casi en su totalidad por el Estado y sin embargo no tienen la condición de trabajadores públicos. Son trabajadores privados sujetos a las normas dictadas por el código del trabajo, sin embargo están impedidos de negociar colectivamente.
Desde hace ya bastante tiempo los sindicatos nacionales de Integra, en particular el Sindicato Nº 1, han pedido a las máximas autoridades de la Fundación así como a los sucesivos gobierno que se solucione esta anómala situación, sin obtener respuesta positiva. O se les trata como trabajadores públicos, habida cuenta de que su rol y financiamiento es responsabilidad del Estado, o bien se les trata como trabajadores privados y se les otorga el derecho a negociación colectiva reglada.
Es de esperar que la “total disposición del Gobierno” de terminar con las discriminaciones termine por fin con el drama que viven los trabajadores de Integra.
Por último llamar la atención sobre lo importante que resulta estar familiarizado con el Reglamento Interno. No es muy común que este instrumento, que es obligatorio para toda empresa que tiene 10 o más trabajadores, sea entregado al personal de la empresa y es menos frecunte aún que los trabajadores a través de sus delegados de personal o del directorio sindical, impugnen algunas normas instaladas en el Reglamento Interno que pueden significar en algún momento sanciones o incluso el despido sin pago de indemnización.
Lo mismo queda para el despido. Está siendo común que un patrón despida verbalmente al trabajador y que cite a éste para varios días después a buscar el finiquito. En el intertanto le dirige una carta al domicilio y lo despide por abandono de trabajo.
El despido verbal no existe, si le sucede debe ir a la Inspección del Trabajo y poner un reclamo para que se cite a las partes a un comparendo. Si está cerrada la Inspección o hay festivos o fin de semana, ponga constancia en Carabineros del sector donde usted trabaja y vaya a la Inspección el primer día hábil siguiente, después del despido.
El trabajador debe conocer y defender sus derechos.
Manuel Ahumada Lillo
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