lunes, 11 de junio de 2012

¡A unir fuerzas contra la explotación!




La inestabilidad y la precariedad parecieran ser términos análogos cuando se nos viene a la cabeza la palabra “subcontratación”, y está claro, ya que hasta la fecha los indicadores arrojan que cerca del 16,5% de los trabajos asalariados corresponden a empleos tercerizados, o sea aquellos que prestan servicios a otras empresas u holdings, y que comúnmente conocemos como “subcontratados”.

Este universo laboral externo que nutre de fuerza de trabajo a gran parte del comercio -y a rubros importantes de la economía como lo es el cuprífero-, adolece de muchos obstáculos para su normal desenvolvimiento: la incertidumbre que acarrea el no saber quién es verdaderamente tu empleador (empresa mandante, agencia prestadora de servicios,  administrador de un local, gerente, encargado, etc.), más la pauperización económica que sufren al no percibir los mismos salarios que sus pares contratados directamente (esto último deviene en que haya una complicada organización que agrupe a distintos subcontratados, ya que como entenderán se fragmenta contractualmente ambos sectores dividiendo a la clase trabajadora), sumado finalmente al lucro por parte de las agencias prestadoras de servicios que se enriquecen a costa del esfuerzo de cada trabajador.

El triste escenario para el mundo del trabajo subcontratado en nuestro país subsume a gran cantidad de ellos en la mezquindad misma, en parte por la alta rotación de personal como también por la constante deslocalización o movilidad tiempo-espacial de los mismos (empleados que deambulan de ruta, de local o de agencia distintas), en conjunto con el factor que señala que generan menos productividad v/s los contratados internos de una empresa. Finalmente no se escapa el mencionado devalúo en cuanto a remuneraciones propiamente tal, demostrando una asimetría salarial tremenda ya que se trabaja lo mismo o incluso más.




La subcontratación es un flagelo emparentado con la liberalización de la economía impuesta por el llamado “Plan laboral” del 79, cuando el neoliberalismo económico se asienta con su política desreguladora en el ámbito laboral, generando precariedad y desigualdad, jerarquización del empleo en un apartheid de oportunidades para el resto de trabajadores en desmedro de quienes forman parte de un suministro de personal subcontratado. Esto desvela una realidad impune: Tácticas empresariales para descentralizar la producción a costa de externalización del empleo en condiciones de inequidad y generar focos de “empleos mediocres” que sirvan para reimpulsar la economía de turno.

Son estos y muchos otros argumentos los que demuestran necesaria, ya no la mera reflexión y crítica, sino la organización obrera-sindical en contra de este flagelo de la subcontratación que atormenta a miles de obreros en busca de condiciones de vida decentes y justas. Desde La Batalla de los Trabajadores nos hemos hecho partícipes de las luchas que llevan a cabo los compañeros subcontratados, principalmente en el comercio del Retail, y esta vez no será distinto, haciéndonos parte de la convocatoria amplia a marchar en contra de la subcontratación este martes 12 de Junio, al mediodía en Alameda con Ahumada, movilización convocada por distintos sindicatos y que pretende solidaridad y que ello posibilite la ruptura del cerco mediático y eventualmente el éxito en común de las huelgas de Portia (Clorox y Pisa), DTS-VTR y Azeta-Chilectra.

        


Si invisibilizan ante la opinión pública las luchas sociales y sindicales, la unidad de los que luchan debe necesariamente ser más fuerte y cohesionada.

Asiste, difunde y solidariza con los compañeros en huelga…

Se siente, se escucha...ARRIBA LOS QUE LUCHAN!

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