lunes, 20 de agosto de 2012

Portuarios de San Vicente realizan campaña de solidaridad con mapuches


Todo partió de un modo un tanto casual. A raíz de los incendios en Quillón el verano pasado se organizó una acción solidaria hacia  un grupo de familias que se encontraban albergadas en el sector de Carrizales, Nueva Aldea.
En esa oportunidad se llevaron utensilios de cocina, alimentos, ropa interior nueva, pero además se había recolectado una cantidad significativa de ropa que no fue llevada ya que nos enteramos, y luego pudimos comprobar, que en el mismo albergue tenían una cantidad enorme de ropa, que superaba a todas luces cualquier necesidad inmediata de los albergados. Así fue como nos quedamos en el Sindicato con la ropa y con la inquietud de dónde haría falta.
En el mes de abril uno de nuestros socios nos contó que había estado en el Alto Bío Bío y vio mucha pobreza, por lo que se decidió ayudar a estas comunidades.
De esta manera, Sergio Parrra, miembro del sindicato de Estibadores del Puerto de San Vicente, de la Unión Portuaria del Bio Bio, relata cómo comenzó a gestarse la campaña de solidaridad que los llevó a establecer relaciones con  comunidades del Cajón del Queuco en Alto Bio Bio, generando una nueva iniciativa que enriquece las experiencias de organización y lucha de estos trabajadores. Sobre ésto, conversamos con él. 





¿Qué acciones, en específico han hecho y cuál ha sido la receptividad de ellas?
A principios de mayo se establecieron algunos contactos y fue así como supimos que cada mes una camioneta del INP recorría las comunidades del Queuco y la gente bajaba “al pago”. Esta actividad genera que junto a la camioneta del INP viaje una caravana de comerciantes que ofrecen alimentos, utensilios y ropa.

Contábamos además con un listado de 14 familias que estaban en condiciones de necesidad urgente y se hizo previo al viaje una campaña de recolección de alimentos, logrando armar 30 canastas de alimento.

Así fue como decidimos ir a Cauñicú durante el día del pago y ofrecer la ropa que teníamos como regalo a las personas que se acercaran. Teníamos como nexo a un miembro de la comunidad, perteneciente a una iglesia evangélica, cuyo pastor también viajó con nosotros y nos sirvió de guía.

Nos instalamos con un “puesto”  y fuimos invitando a la gente que esperaba la camioneta del pago a elegir ropa. La incredulidad era evidente, pero nuestro contacto local les explicaba en su idioma (el chedungún) que era sólo un regalo sin segundas intenciones (políticas o de otro tipo).

Así fue como a las pocas horas de las 2 camionetas cargadas con ropa ya quedó casi nada, mientras fuimos espectadores de la alegría de mujeres y niños quienes se probaban chaquetas y zapatos y se acordaban de los que estaban en la casa pidiendo poder llevar algo para ellos también.

En esa ocasión conocimos a Eliana Paine, quien se acercó a nosotros para contarnos que dirigía una agrupación de mujeres (Kimeltún) cuya finalidad era mejorar las condiciones de vida de sus familias a través de un proyecto de apicultura y tejidos. Sin embargo la comercialización de sus productos era muy difícil, debido al difícil acceso a los lugares donde viven.

Eliana nos visitó al mes siguiente, trayendo tejidos y algo de miel y a partir de este encuentro, principalmente conmovidos por las historias de sacrificio que nos contó, el Sindicato de Estibadores de San Vicente decidió apadrinar esta agrupación. La idea de este apadrinamiento es apoyar y fortalecer la comercialización de sus productos y buscar nuevas herramientas de apoyo (postulación a proyectos, capacitación, etc.)

A raíz de este compromiso Eliana recurrió  a nosotros en un llamado de emergencia debido a la escasez de alimentos y el miedo a que se repitiera lo duro del invierno anterior.  Así fue como una vez más se reunió ropa y alimentos, ampliando este compromiso a la Unión Portuaria Comunal San Vicente/Talcahuano contando con el apoyo de muchos más socios y redes de amigos de portuarios.

Así llegamos otra vez a Cauñicú, esta vez directamente a uno de los hogares de una miembro de la agrupación, en donde Eliana reunió a su gente.

¿Qué situaciones les han llamado la atención de la vida de las comunidades?
Llama la atención la desconfianza de la gente, la incredulidad de que alguien quiera prestar apoyo sin pedir nada a cambio. También algunas personas con las que conversamos nos manifestaban que aspiraban a tener fuentes de trabajo pero sin sacrificar su entorno, (pues) mantienen su lenguaje y tradiciones completamente vivos.

Otra cosa que nos impactó fue saber que había niños que no iban a la escuela por no contar con la cantidad de mudas de ropa que exige el internado. También la felicidad de los niños al recibir un juguete, más impactados aún cuando Eliana nos contaba que para varios era la primera vez que tenían uno.

Como trabajadores portuarios ¿Cuál es el significado que tiene esta iniciativa para ustedes? 


La solidaridad es un valor que siempre se ha tratado de fortalecer al interior del trabajo portuario, manifestada por ejemplo en el apoyo a nuestras negociaciones, apoyando a los compañeros que atraviesan algún problema (ya sea material o de otro tipo), apoyándonos mutuamente cuando nos enfrentamos a algún abuso o arbitrariedad en nuestro trabajo. Por otra parte, nuestra historia nos dice que la unidad y la lucha permanente hacen posible grandes logros, lo que nos motiva a ofrecer nuestro apoyo a sectores de nuestra sociedad que han quedado atrás y desprotegidos.

¿Cuáles son los planes en el corto plazo? ¿Pretenden involucrar a más sectores, por ejemplo estudiantes de carreras de salud, ingenieros, etc?

Queremos crear un canal de distribución para la miel y tejidos del grupo Kimeltún, buscando además otras ideas que puedan fortalecer a este grupo de manera de crear nuevas fuentes de ingreso.

También queremos crear un intercambio cultural permanente, gestionando  viajes de nuestros hermanos pehuenches para que vengan a conocer el mar, al mismo tiempo que familias de portuarios puedan viajar a conocer la cordillera.

Debido a la  gran cantidad de necesidades en salud, vivienda, derechos civiles, estamos en conversaciones con estudiantes universitarios (FEC) para desarrollar un operativo en este sentido. Además trataremos de sumar a todas las organizaciones con las que nos relacionamos. Nuestra aspiración es que esta experiencia se pueda replicar en otras comunidades, ya que el grupo que hoy apoyamos se reduce a poco más de 20 familias, de un universo de 8 mil habitantes que viven en similares condiciones, entonces es necesario que más organizaciones se motiven a crear redes de apoyo, idealmente bajo un enfoque no asistencialista, sino creando proyectos que permitan su autonomía económica.
Fuente: Resumen.cl

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